ERROR DE CÁLCULO
Los
intentos de asesinato habían sido varios. Desde los bombardeos a la Plaza de
Mayo, en las sangrientas jornadas de 1955, la consigna de “Matar a Perón” inflamó
la imaginación del antiperonismo de todas las épocas, dando lugar a las maquinaciones
más aberrantes. El propio General Perón reveló las andanzas de un sicario
yugoslavo contratado para eliminarlo durante su estadía en Venezuela. También en
Caracas, las crónicas registran el atentado dinamitero contra el “Tirano
prófugo”, según el lenguaje de entonces.
Menos
difundido es el complot para liquidarlo en Madrid. En 1962, el mundo estaba al
borde de una nueva conflagración, con la crisis de los misiles en Cuba y luchas
de liberación por todo el orbe. Las ciudades se habían vuelto un nido de espías
y Buenos Aires no era la excepción. Agentes de la CIA descubrieron que un
capitán de la Marina había sido entrenado para matar a Perón en el exilio. Un
informe desclasificado de la inteligencia norteamericana indica que el plan
consistía en entrar a España con pasaporte falso, infiltrar las actividades del
núcleo cercano y asesinar al Líder. No queda claro si el atentado se frustró
porque el gobierno de Washington alertó a Perón, porque los marinos nunca
llegaron a destino o porque la Resistencia Peronista se encargó discretamente de
conjurar el peligro. Pero esa tentativa, no sería la última.
Lo
que voy a revelarles ahora nunca jamás ha sido contado. Es una de las aventuras
más ridículas que pueda contener nuestra Historia. Sean los primeros en
conocerla. ¿Que
cómo me enteré, pregunta usted? Déjeme que le cuente. Soy un coleccionista de
libros antiguos. Mayormente libros de magia negra, alquimia y esas cosas. Los
traficantes se han enriquecido a mi costa. Reconozco que no
mido en gastos ni reparo en escrúpulos. Ayer conseguí un libro que me tenía
obsesionado.
El
volumen, cuyo nombre no indicaré, es un compendio sobre rituales esotéricos del
nazismo. En particular, enumera las virtudes mágicas de ciertos artefactos
encontrados en el Tibet, en la expedición realizada por científicos alemanes a
principios de 1930. Si los primeros capítulos son inverosímiles, en los últimos
ya se desbarranca sin remedio, reseñando la búsqueda del Santo Grial, el Arca
de la Alianza y otros ingenios provenientes de la Atlántida, Ultima Thule y
aún, la estrella Aldebarán, supuesto origen de la raza aria. Pura superchería.
Pero
el descubrimiento que me está enfermando apareció inesperadamente con las
tareas de restauración. Tras la falsa carátula, encontré un manuscrito que detalla
minuciosamente unos preparativos litúrgicos para matar a Perón. No está muy
clara la procedencia, pero no sería del todo descabellado postular que se
trataba de alguna sociedad secreta iniciada en los misterios mágico-páganos de
los nazis. Está fechado en el solsticio de invierno de 1963 y según dice, la
solución no podía dilatarse mucho más, porque el año anterior y a pesar de la
proscripción, los candidatos peronistas habían ganado ampliamente las
elecciones, camuflados pero no tanto, bajo otros sellos partidarios. La
frustración del atentado madrileño aconsejaba experimentar por vías no
ortodoxas.
Las referencias
aparecen veladas, pero se desprende que una vez más se confió la misión a un
capitán de la Infantería de Marina. Luego de tres días de ayuno, el elegido debía
bañarse en agua helada y totalmente desnudo, sostener el disco de Shambhalá
sobre su cabeza, mientras recitaba las palabras rituales. Merced a un
desdoblamiento temporal, el asesino sería tragado por un vórtice y viajaría
hacia el pasado para matar a Juana Salvadora Sosa, la madre de Perón. El
manuscrito habla de un error de cálculo, de la imposibilidad de restablecer el
contacto con el esbirro y del desesperado rescate de una masa indefinida de
vísceras y carne.
Probablemente no sea
sino, otra patraña inventada por los libreros para esquilmarme, pero antes de lamentar
la disolución de los conjurados, el manuscrito indica precisa y
documentadamente, el paradero del disco, circunstancia que ha encendido mi codicia.
En
un día como hoy, pero de 1895, nacía Juan Domingo Perón, tres veces presidente
de los argentinos, fundador del Movimiento Nacional Justicialista y del proceso
transformador de la República, con una fuerte orientación hacia una política
social y la promoción de los trabajadores. Sin embargo, es una de las figuras
históricas que mayor división y enfrentamiento ha suscitado aún hasta nuestros
días.
©
Pablo Martínez Burkett, 2012
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