Desde principios de siglo, los
escritores y cineastas han intentado profetizar el futuro, pero casi ninguno ha
hecho un pronóstico acertado. Sin dudas, la evolución del planeta fue mucho más
lenta de lo que ellos imaginaban. Stanley Kubric creía que en el año 2001
íbamos a conquistar el espacio. Bueno, lejos estuvimos de hacerlo en ese año, y
me animo a decir que lejos estaremos en el año 2019 de Ridley Scott; quien con
su film “Blade Runner”, presagió un futuro de autos voladores, ciudades
apocalípticas, colonias espaciales y androides rebeldes llamados “replicantes”.
Pero aquí, la falta de precisión no fue solo responsabilidad del director, sino,
del artífice de la historia, el escritor Phillip K. Dick, autor de la novela:
“¿Sueñan los androides con Ovejas eléctricas?”, quien en realidad no pensó que
todo eso sucedería en el año 2019, sino, peor aun, en el año 1992. En esta novela
se basó Scott para montar su película. El film no tiene desperdicio, y resulta
ser una versión adictiva y maravillosa de un poco probable año 2019.
El compositor Vangelis, con sus melodías
hipnóticas y siderales, aportó a Blade Runner un ambiente quimérico y
futurista. Creo que es una blasfemia ver esa película sin escucharla, y
viceversa. Ya que la veracidad de ese Futuro, estuvo tanto en las manos de
Ridley Scott, como en las del genial compositor griego.
Tal vez no sea morbo, sino resignación
frente un presente que hasta el momento, solo parece predecir un futuro
apocalíptico. Es triste verlo de ese modo. Supongo que recién cambiaremos
nuestra tendencia cuando sintamos que tiembla la tierra bajo nuestros pies, y
que el cielo se enrojece sobre nuestras cabezas; pero claro, será muy tarde. Es
fácil disfrutar “el pánico” desde la comodidad de nuestros sillones.
Pero hay algo que es cierto:
sabemos apreciar el arte; cuando es realmente arte y no puro artificio
taquillero, como al que nos tienen acostumbrados la mayoría de los directores
Hollywoodenses contemporáneos. Y Ridley Scott, es un gran artista, un creador
de ambientes; alguien que supo valerse de la ciencia ficción para hacer
películas de culto, como “Blade Runner”, y como “Alien, el octavo pasajero”. Ambas,
escenificadas en futuros hipotéticos; pero tan bien recreados, que se han
transformado en filmes inmortales, de esos que uno necesita volver a ver todo
el tiempo, y siempre descubre algo nuevo, algo que se le había pasado por alto.
Pero no solo en el futuro halla
Ridley Scott su terreno de inspiración. También dirigió “Gladiator”, y es muy
probable que usted, la haya visto alguna vez. Gladiator trata sobre la historia
del soldado romano Máximo Décimo Meridio, y su venganza contra el emperador, el
tirano “Cómodo”. Para lograr su cometido, Máximo deberá mantener batallas
sangrientas contra brutales legionarios, y hasta con feroces tigres en la arena
del Coliseo Romano.
Y si usted no vio Gladiator, estoy
seguro que vio: “Thelma y Louise”, la historia de dos amigas que deciden vivir
al límite, que luego de hacer justicia por mano propia, deciden escapar de la
policía a través de varios estados; con un final de esos “de alquilar balcones”;
que por las dudas, no le voy a contar.
Un 30 de noviembre como hoy, pero
de 1937, en Inglaterra, nacía Ridley Scott. Autor de numerosos éxitos de la
pantalla grande. Entre los cuales se destacan: Alien, el octavo pasajero, Blade
Runner, Thelma y Louis; y Gladiador, con la que consiguió, entre otros tantos
galardones, el Óscar a mejor película.
Martín Kaos