Es cierto que ya tenemos la tecnología para hacer
viajes más largos que antes, pero creo que es la única certeza que tenemos. Para
ser honestos, ahora nadie sabe bien qué es lo que va a pasar. Con los gases fuera de control no hubo tiempo
para hacer demasiados planes. Parece que hay cinco destinos posibles y puede
que el Poder fraccione las masas antes de salir. Puede que me separen de mis
tutores y de mis amigos. Puede que deba arreglármelas completamente solo. Yo ya
me hice a la idea y decidí por mi cuenta adónde quiero ir. La tutora de mi
amigo RT6 es una Buscadora, de las mejores: clase H. Ella le contó al detalle cómo
es cada uno de los nuevos lugares y mi amigo me lo contó a mí, creo que con
algunas variantes. Sea como fuere, ya está decidido: la mía es la quinta
opción, aunque a nadie más le parezca la mejor. O tal vez justamente por eso.
Sepan: la Quinta es una tierra hermosa, blanca y helada como
nuestra Zona al principio, hace más de quinientos años, pero ochenta veces más
grande. Dicen que allá hay un sol tenue, pero que el hielo resplandece durante
todo el día como una lámpara a punto de quemarse, y que las horas de luz son
larguísimas, y eso para mí es lo mejor, porque la noche me asusta. Que la oscuridad
dura apenas un rato, y que cuando está por caer, los hielos se incendian de
todas las gamas posibles del rojo; que el cielo después se agrisa y que nunca
hay noche cerrada. Con eso para mí es suficiente, aunque hay más: en la Quinta,
mi máscara nueva, la que me regalaron para los diez, sirve tanto como acá. Q2I
me dice que no, pero la chapa de las instrucciones tiene letra clara y yo sé
que sí sirve. Aire dicen que hay poquito. Pero escuchen esto: es aire limpio
como nunca vimos ni olimos jamás; lo que mi tutor llamaría “un problema
positivo de escasez”. Acá en cambio el aire sobra, pero está pesado y sucio,
tan oscuro que cuando llueve parece que es medianoche. (Lo que podríamos
llamar, ya que estamos, “un problema negativo de abundancia”). Una sola cosa me
preocupa: allá hace tanto frío que no nieva y a veces los copos se endurecen
adentro de las nubes y forman bloques enormes que si cayeran aplastarían a la
gente. Pero es lo que dice RT6, tal vez sea un invento suyo.
Está casi todo listo. Partimos en siete días. Eso si los
Estabilizadores logran mantener a raya los gases por una semana más. Si no
pueden, nos saltearemos los protocolos y nos iremos yendo como podamos antes de
lo previsto. Necesitamos movernos otra vez. Esa debe ser la segunda cosa
cierta. Yo voy a filtrarme en la nave destinada a la quinta opción, no sé cómo,
pero lo voy a hacer. Y cuando crezca voy a ser un Buscador H, y voy a
comprometerme con una Buscadora, y si adoptamos un hijo vamos a preguntarle
dónde quiere vivir. Quizá encontremos juntos un lugar donde la noche no exista.
El 14 de noviembre de 2003,
científicos de California descubrieron un planeta enano al que bautizaron
Sedna, en nombre de una diosa esquimal. Algunos astrónomos de escuela
historicista creen que es el objeto transneptuniano más importante encontrado
hasta la fecha, pues el estudio de su inusual órbita puede aportar información
valiosa acerca del origen del sistema solar. Otros con ánimo épico vaticinan
que el hallazgo es apenas la punta del iceberg y que habría cientos de cuerpos
similares por descubrir, lo que equivaldría a obtener cientos de nuevas
respuestas. Los humanistas, y varios que no son astrónomos, piensan que el
planeta helado puede ser una esperanza. Nosotros lo sabremos en el año 2076,
cuando Sedna esté lo suficientemente a tiro como para poder estudiarlo mejor.
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