miércoles, 14 de noviembre de 2012

La quinta opción


Es cierto que ya tenemos la tecnología para hacer viajes más largos que antes, pero creo que es la única certeza que tenemos. Para ser honestos, ahora nadie sabe bien qué es lo que va a pasar. Con los gases fuera de control no hubo tiempo para hacer demasiados planes. Parece que hay cinco destinos posibles y puede que el Poder fraccione las masas antes de salir. Puede que me separen de mis tutores y de mis amigos. Puede que deba arreglármelas completamente solo. Yo ya me hice a la idea y decidí por mi cuenta adónde quiero ir. La tutora de mi amigo RT6 es una Buscadora, de las mejores: clase H. Ella le contó al detalle cómo es cada uno de los nuevos lugares y mi amigo me lo contó a mí, creo que con algunas variantes. Sea como fuere, ya está decidido: la mía es la quinta opción, aunque a nadie más le parezca la mejor. O tal vez justamente por eso.
Sepan: la Quinta es una tierra hermosa, blanca y helada como nuestra Zona al principio, hace más de quinientos años, pero ochenta veces más grande. Dicen que allá hay un sol tenue, pero que el hielo resplandece durante todo el día como una lámpara a punto de quemarse, y que las horas de luz son larguísimas, y eso para mí es lo mejor, porque la noche me asusta. Que la oscuridad dura apenas un rato, y que cuando está por caer, los hielos se incendian de todas las gamas posibles del rojo; que el cielo después se agrisa y que nunca hay noche cerrada. Con eso para mí es suficiente, aunque hay más: en la Quinta, mi máscara nueva, la que me regalaron para los diez, sirve tanto como acá. Q2I me dice que no, pero la chapa de las instrucciones tiene letra clara y yo sé que sí sirve. Aire dicen que hay poquito. Pero escuchen esto: es aire limpio como nunca vimos ni olimos jamás; lo que mi tutor llamaría “un problema positivo de escasez”. Acá en cambio el aire sobra, pero está pesado y sucio, tan oscuro que cuando llueve parece que es medianoche. (Lo que podríamos llamar, ya que estamos, “un problema negativo de abundancia”). Una sola cosa me preocupa: allá hace tanto frío que no nieva y a veces los copos se endurecen adentro de las nubes y forman bloques enormes que si cayeran aplastarían a la gente. Pero es lo que dice RT6, tal vez sea un invento suyo.
Está casi todo listo. Partimos en siete días. Eso si los Estabilizadores logran mantener a raya los gases por una semana más. Si no pueden, nos saltearemos los protocolos y nos iremos yendo como podamos antes de lo previsto. Necesitamos movernos otra vez. Esa debe ser la segunda cosa cierta. Yo voy a filtrarme en la nave destinada a la quinta opción, no sé cómo, pero lo voy a hacer. Y cuando crezca voy a ser un Buscador H, y voy a comprometerme con una Buscadora, y si adoptamos un hijo vamos a preguntarle dónde quiere vivir. Quizá encontremos juntos un lugar donde la noche no exista.






El 14 de noviembre de 2003, científicos de California descubrieron un planeta enano al que bautizaron Sedna, en nombre de una diosa esquimal. Algunos astrónomos de escuela historicista creen que es el objeto transneptuniano más importante encontrado hasta la fecha, pues el estudio de su inusual órbita puede aportar información valiosa acerca del origen del sistema solar. Otros con ánimo épico vaticinan que el hallazgo es apenas la punta del iceberg y que habría cientos de cuerpos similares por descubrir, lo que equivaldría a obtener cientos de nuevas respuestas. Los humanistas, y varios que no son astrónomos, piensan que el planeta helado puede ser una esperanza. Nosotros lo sabremos en el año 2076, cuando Sedna esté lo suficientemente a tiro como para poder estudiarlo mejor.

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