EL SUEÑO DE LOS LOCOS
Tuve en sueño extraño. Muy extraño. No sólo porque en mi sueño tenía plena
conciencia de hallarme en los brazos de Morfeo sino porque además, podía verme
durmiendo. Encaramado en cuclillas como una gárgola, me observaba con una
extravagante lucidez. Estaba rígido de una forma que movía a la piedad y de
repente, tras un parpadeo, toda la habitación cobró un fulgor anómalo.
Enseguida, mi cuerpo yaciente empezó a disolverse hasta hacerse transparente.
Con una agudeza que tenía más de clarividencia que de percepción
sensorial, desde mi atalaya a los pies de la cama fui capaz de observar cada órgano,
cada víscera. Pude escuchar la sutil orfebrería de funciones y fluidos. Me
conmovían los latidos del corazón y era a la vez, ese tambor que retumbaba en
mi pecho. Sentía el fluir de la sangre y al mismo tiempo, era la sangre que se
abismaba en un laberinto de bifurcaciones. Mi cerebro parecía respirar como si fuera
un caballo cansado. Otro parpadeo y me transformé en células cerebrales
dialogando entre sí. Me asaltó un vértigo centelleante que me obligó a cerrar
los ojos.
Cuando pude volver a enfocar, mi cerebro se había convertido en una de
mis maquetas. Una maqueta nueva, diferente a todas las anteriores. No era el
Palacio Episcopal de Astorga, ni los Pabellones de Güell o las Misiones
Católicas en Tánger. Ciertamente que era distinta. Era fabulosa.
No pude evitar sonreír al imaginar el fastidio de mis colaboradores.
Siempre andan quejándose porque, a la hora de construir, no me atengo casi a
plano alguno, sino que improviso a medida que la edificación
avanza. Si supieran que mis obras surgen al influjo
de un ímpetu sobrenatural…Mis modelos tridimensionales son una suerte de espejo
invertido, cuya función no es reflejar la realidad sino modificarla. La
verdadera realidad es las de mis maquetas, la otra, la de afuera, es mera
apariencia, traza imperfecta de un recuerdo o una imagen elusiva.
Y al despertar, recordé
que además era Gaudí.
En un día
como hoy, pero de 1852, nacía el arquitecto catalán Antonio Gaudí. Creador de
un estilo personalísimo e inclasificable, perseguía la síntesis de las artes y
oficios, con edificaciones detalladas y minuciosas. La Sagrada Familia, en
Barcelona, es uno de los monumentos más visitados de España y la obra a la que
le dedicó toda su vida, vida que está marcada por la que fueron sus cuatro
pasiones: la arquitectura, la naturaleza, la religión católica y el amor por
Cataluña.
© Pablo Martínez Burkett, 2012
2 comentarios:
Bonito homenaje. Me encantó.
Besos.
Carmen
jajaja Se me olvidó cambiar jajaja
Más besos.
Carmen
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