viernes, 7 de diciembre de 2012

Música de Carreteras




 Muchas de las cosas que escribo suceden mientras manejo. Paso la mayor parte de mis días circulando por autopistas y rutas. He adquirido cierta sabiduría acerca de embudos de tránsito, accidentes, riñas, etc. Creo que podría escribir un ensayo sobre La Neurosis de los Automovilistas. Si usted ha manejado durante una cantidad de tiempo considerable, estará de acuerdo conmigo en que la mayor cantidad de asesinos potenciales se encuentran surcando avenidas y autopistas. Si, ya sé que no he descubierto nada nuevo; pero déjeme decirle algo más, la violencia en las carreteras no es una cuestión de marginalidad social o falta de educación; por el contrario, los peores criminales al volante, en una gran mayoría, son los distinguidos señores de la clase media alta. Los que tienen autos costosos y veloces, que son capaces de pasarlo por arriba si usted comete el fatal error de respetar los límites de velocidad. Por lo general, uno se cruza a estos infradotados en las grandes autopistas del norte del conurbano; es fácil reconocerlos, ya que manejan a velocidades  siderales, amedrentando con las luces altas a quien ose manejar a menos de 150 kilómetros por hora.


Para lidiar con las rabietas que estos “subnormales” me producen cada vez que se me pegan al baúl del auto de manera prepotente, arriesgando mi vida sin mi consentimiento; debo armarme de paciencia, ignorarlos, y hacerme a un lado cuando, como dice vulgarmente mi padre: “cuidado que viene echando putas”, o, más diplomáticamente: “cuidado que viene como un bólido surcando un camino del que se cree amo y señor”. Esta última descripción, puede ser una metáfora de la filosofía de vida que tienen estos individuos. Dime como manejas y te diré quien eres…

Otras de las cosas que hago para conservar la serenidad al volante, es escuchar música; todo el tiempo, a toda hora. Puedo soportar que mi auto se quede a mitad del camino con el radiador echando humo, o que se le pinchen los cuatro neumáticos al mismo tiempo; puedo lidiar con eso sin ser víctima de una crisis nerviosa. Pero si hay algo que me desespera, es no tener música para escuchar mientras conduzco. Y si hay algo que me desespera más aun, es llevar a una copiloto como mi madre, que hace unas dos horas me está torturando con las canciones de Armando Manzanero. Y como si esto no fuese demasiado, las va cantando a toda voz mientras mira por la ventana del auto. Así que decido cambiar de música, porque tanta melosidad esta a punto de producirme gastritis. Coloco mi CD de Tom Waits, y respiro aliviado. Mi madre se queda mirándome en silencio; aun sin observar sus ojos, siento su mirada escamada clavada en mi sien.


            —¿Me quitaste a Manzanero para escuchar esta porquería?... –pregunta despectivamente.
—No es una porquería, es Tom Waits, y me gusta. Llevo dos horas escuchando Tu música… ahora me toca a mí…
—Yo no sé de donde sacaste tu mal gusto por la música, de mí seguro que no; y de tu padre lo dudo. ¡Por Dios! ¡La voz de ese hombre! ¿Lo hace a propósito o es natural cantar con la flema burbujeando en la garganta?...
—Mamá, Tom Waits es un gran músico, un referente de rock y un gran poeta; y esa es su manera de cantar. Su estilo.
—¿Estilo?... yo, sinceramente, no entiendo tu concepción de “estilo”.
—El estilo es aquello, que aun siendo excéntrico, le otorga identidad al artista.
—Pues, perdón mi ignorancia, pero para mí eso no es estilo, es pura “sordidez”.
—Es natural que pienses eso a tu edad… no voy a ponerme a discutir las diferencias abismales entre Armando Manzanero y Tom Waits.
—La edad no hace al buen gusto querido… y si, son bien abismales las diferencias entre ambos cantantes, uno te hace volar de amor, y el otro te hace volar los tímpanos.
—No pienso seguir discutiendo; estas siendo demasiado subjetiva… yo soy más liberal con la música; y si bien no soy un asiduo de los boleros, me gusta escucharlos de vez en cuando. ¡Pero no durante dos horas seguidas!…
—Bueno… yo si tengo que escuchar a este… “Tom Waits” durante dos horas, creo que me tiraría por la ventana… en fin, creo que no aprendiste nada con todos esos bellos discos que te hacía escuchar cuando eras chico… —concluyó mi madre, mientras desviaba su mirada otra vez hacia el camino.



 Bajé el volumen del estéreo y le susurré: “Contigo aprendí, que yo nací el día en que te conocí…

Un 7 de diciembre como hoy, pero de 1935, en Yucatán, México, nacía el cantautor Armando Manzanero; autor de numerosos temas románticos, entre los que se destacan: “Contigo Aprendí”, “Somos Novios”, y “Esta tarde vi llover”. También un 7 de diciembre, pero de 1949, nacía en California, el actor, y cantante de rock, blues y folk, Tom Waits.


Martín Kaos

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