LA
RISA, INDESTRUCTIBLE ARMA DE SEDUCCIÓN
Éramos amigos desde
Jardín de Infantes y en los últimos años de la facultad, seguíamos tan unidos
como siempre. Mi abuelo nos había bautizado “Los Cinco Grandes del Buen Humor”.
Y más allá del anacronismo, el nombre nos calzaba perfecto, porque éramos unos
payasos. En las reuniones familiares, en las fiestas, con las chicas, las
carcajadas corrían por nuestra cuenta. Tito Rosales decía que si el camino al
corazón del hombre pasaba por el estómago, el camino al corazón de una chica,
pasaba por sacarle una sonrisa.
Y en eso todos nos
habíamos especializado. Bueno, todos no. El Gordo Baldasarre era un desastre.
Se mancaba. El más gracioso, el más chispita de la barra, frente de una mujer,
se convertía en un salame sin remedio. Por eso le habíamos puesto fichas cuando
nos dijo que Matilde, la del cine-club, lo había invitado a ver una película a
su casa. El Gordo fue dispuesto a fumarse la película iraní de turno o la
última revelación del cine chino con tal de ligar algo.
En esa época, no
había celulares ni email, de modo que tuvimos que aguantarnos hasta el otro
día. A la mañana siguiente, nos juntamos a desayunar antes de ir a clases. El
Gordo llegó más tarde. Nos codeamos, cómplices. Se sentó y arrojó: -Loco, no
saben lo me pasó anoche-
Dispuestos a
recrearnos con un relato no exento de lúbricos detalles, suspendimos la
masticación de una medialuna que había visto días mejores y lo urgimos: – ¡Dale
Gordo, desembuchá!
- ¡Qué película ¡
-dijo nuestro amigo.
– ¿Te puso una porno?
-no se aguantó Carlitos Mendy. Todos lo miramos para que se callara y le dimos
pie al Gordo para que rompiera el silencio de una buena vez….
-Fue una cosa de
locos…. –arrancó el Gordo- era sobre unos extraterrestres que venían a la
Tierra para convertir a los muertos en zombis asesinos y así exterminar a la
raza humana. Parece ser que el descubrimiento de la bomba atómica había
provocado un desequilibrio galáctico que los cosos estos no podían consentir. Y
muchachos…, no se imaginen que los marcianos eran algún bicho raro: lo único
que tenían de alienígenas eran los trajes plateados. Y no les digo los platillos
voladores que eran… exactamente eso, platos atados con piolines a la vista. La
escenografía era de cartón pintado, pero con tanto impudor... Era de no creer.
Una escena, estaba filmada a la luz del día, en el cuadro siguiente, pasaba a
noche cerrada y otra vez, a pleno sol.
-Gordo –interrumpió
nuevamente Carlitos- la Matilde esta es una fenómena, te puso algo en el
copetín para que no te hicieras el oso ¡y viste cualquiera!
-No muchachos, no…
palabra que es lo que ví… no se podía creer – se defendió el Gordo – en la
estación espacial de los marcianos, toda la decoración se reducía a un cortinado
y una mesa, con electrodomésticos de Héctor Pérez Pícaro. El ejército los atacaba
con cohetes pero la acción era de una cinta de guerra…. No les puedo decir la
tracalada de burradas que tiene la película… Los zombis no asustaban ni a mi
sobrinito de tres años. ¡Cómo nos reíamos! Y todavía no les conté lo más
increíble –siguió el Gordo- ¡aparece Bela Lugosi! Sí, sí, reviejito. No habla, la
peli empieza en un campo santo donde están enterrando a su mujer, después se
muere de tristeza y lo sepultan en el mismo cementerio donde las lápidas son de
papel maché y es todo un desastre. Enseguida resucita haciéndose el Drácula,
pero doblado por un actor que nada que ver. La esposa muerta, también resucita
y parece una chica Divito. Me dijo Matilde que era Vampira, una presentadora de
cine de terror de los 50’. Una cosa de locos. Nuestras carcajadas se deben
haber escuchado desde la planta baja.
-Gordo- lo urgió
Carltios- ¿arrimaste el bochín, sí o no?
--Che, que uno es un
caballero y esas cosas no se cuentan. Solo les digo que esta noche nos juntamos
para ver otra del mismo director, donde además actúa de travesti…Matilde dice
que es aún peor. No puedo imaginarme cómo…Ya me estoy riendo a cuenta.
Matilde y el Gordo se
casaron. Yo soy el padrino del nene más grande. Desde entonces somos fanáticos
de las películas de Ed Wood.
En un día como hoy,
pero de 1978, fallecía Ed Wood, director, productor y guionista del cine
americano. Fue calificado como el peor director de todos los tiempos y sin
embargo, se ha convertido en un director de culto. Su obra es valorada desde
distintas perspectivas, al punto que Tim Burton rodó una película sobre su
vida, con Johnny Depp en el papel protagónico.
© Pablo Martínez
Burkett, 2012
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